jueves, febrero 08, 2007

El control hegemónico

El control hegemónico
Ramiro Arteaga Sarabia

El poder, afirmaba el padre teórico del Eurocomunismo, Antonio Gramsci, se sustentaba en la “hegemonía cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. A través de estos medios, las clases dominantes "educan" a los dominados para que éstos vivan su sometimiento y la supremacía de las primeras como algo natural y conveniente, inhibiendo así su potencialidad revolucionaria.”

El PRI hizo suya esta tesis gramsciana pervirtiendo todos los sectores educativos y culturales del país, desarrollando una cultura de ilegalidad y corrupción cuyas consecuencias son observables en casi todas las esferas ciudadanas del país.

Se hizo asunto común y teóricamente justificadas, prácticas de jure corruptas como el dedazo, el cacicazgo, los líderes charros, el corporativismo, el centralismo político, el montaje judicial, el nepotismo, la desaparición de opositores políticos. Todos los vicios propios de sistemas totalitarios y partidos de estado, donde el poder se ejerce sólo por una plutocracia triunfante y se olvidan las necesidades del pueblo.

Se creó, con base en las ideas de Antonio Gramsci y con el cobijo espiritual de intelectuales orgánicos, lo que el escritor peruano naturalizado español, Mario Vargas Llosa, llamó “la dictadura perfecta”.

Los actores políticos crecieron en este México del partido de Estado, es lógico pensar que la conciencia y la genética de esta generación de políticos está impregnada e incluso añora regresar a estos tiempos de estabilidad social sustentada en el corporativismo y la compra de conciencias vía la concesión de puestos de trabajo “huesos” en la estructura monumental-monopólica de un estado administrativamente torpe.

El PRD, emanado de las estructuras priistas en donde militaron sus actuales cuadros directivos, también es víctima de este doble discurso. En este partido, por una parte, se suscitan prácticas de corrupción internas, mientras se proclaman valores éticos y cívicos contrarios a estas mismas prácticas.

Los perredistas de Acapulco, por ejemplo, han deshabilitado sus causas sociales con el único propósito de enriquecerse, nadie duda que estamos ante la presencia del gobierno más corrupto de toda la historia política de este municipio.

Si bien el PAN, como institución política, no ha podido permanecer incólume ante esta cultura siniestra que ha empobrecido al país, siempre ha exigido el cumplimiento de la ley, en primer término para sus propios militantes. Esto no es una pose o una acción ingenua; sino una convicción ética.

Los caudillos intelectuales de la Revolución Mexicana que fundaron el PAN, con Manuel Gómez Morín a la cabeza, construyeron una cimentación ética-intelectual revolucionaria, depositada en la persona humana y el bien común.

Sin esta convicción el PAN sería sólo una estructura electoral cuyo fin se agotaría con la consecución del poder. Sabemos que éste no es suficiente para transformar un país, lo que sí se requiere para lograr esta ansiada transformación, es una nueva cultura política y ciudadana, en donde las personas construyamos un hábitat de legalidad y respeto por los demás.

Sólo con tal andamiaje, el México del pasado no podrá regresar jamás y poco a poco la sobriedad institucional y la decencia suplirán a las prácticas corruptas, a los políticos demagógicos, a los líderes corruptos y mesiánicos, a los sindicatos feudales, a los caciques estatales y, quizá, a los profesionales ajenos al ejercicio profesional de su carrera.

En tal estadio la justicia no será utilizada por los poderosos, los medios no venderán la verdad y el sistema tendrá procesos sociales más humanos y democráticos.

No se trata de establecer una nueva utopía, sino de quitar el lastre de corrupción emanado del priismo y retomado por el perredismo, cuyas secuelas las observamos en la “mordida” al agente de tránsito, en el periodista “chayotero” y en el preso encarcelado injustamente.

www.arteagasarabia.blogspot.com

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