jueves, diciembre 20, 2007

Postergación

Postergación

Ramiro Arteaga Sarabia

En el fin de año también muchas esperanzas se cierran. Muchos sucumbimos ante el peso de la soledad. La vida les gana la partida.

Las imágenes de fin de año muestras esta inconsistencia de la vida, de la ausencia del misterio y de un consumismo avasallante.

En esta mar de fechorías humanas, de sacrilegio contra la revelación del nacimiento en el silencio de la gruta, muchos encuentran la justificación plena para la amargura y la desolación.

Cuando vemos las plazas cada vez más grandes con ríos de compradores compulsivos allegándose de bienes para calmar la soledad. Cuando desfilan ante nuestros ojos las viandas, los vinos, los regalos… cuando todo esto se despliega al cerrar el año, nos vienen a la mente la voz del filósofo Joseph Ratzinger: en ésta época histórica es muy difícil vivir la virtud de la esperanza.

¿Cómo entender esta doble morada de la navidad?

¿Desde qué lugar podemos hablar de compasión ante las cifras del consumo en el primer mundo?

¿De dónde asirnos para seguir en la espera de una humanidad distinta?

Los políticos y los poderosos postergan la decisión de ser distintos.

El empleado municipal, el comerciante, el taxista, postergan la decisión de ser diferentes.

Y pareciera ser que el mundo aún puede soportar nuestras distintas postergaciones.

¿Soportaremos otro año más así?

¿Qué depara este porvenir sombrío que se asienta sobre Acapulco, sobre Guerrero, que duerme con México y el mundo?

¿Hacia dónde nos conducirán nuestras decisiones postergadas?

No sé si la Navidad siga siendo un buen día. No sé si los propósitos sirvan de algo.

Pero algo debemos hacer y pronto. Quizá cuando la manecilla del reloj marque el inicio del día 25, o en el primer segundo de 2008.

O quizá hoy. Como diría una poetisa sabia que cito de memoria, a pesar de todo, a pesar de toso, este mundo es sorprendente.

El misterio de la Navidad nos centra en todo aquello que realmente importa de la existencia, en la familia donde se recibe la esperanza, en aquel que llega “para iluminar a quienes vivimos en tinieblas y sombra de muerte”


Nos revela el camino de la Paz.

Hace unos días, en una entrevista de Carlos Alazraky con Ricardo “El Finito” López, éste último pedía paz como el deseo para todos los que lo escuchábamos y veíamos y hablaba, en lo que fue una cátedra de cultura y voluntad, de la necesidad de recuperar esta paz destruida por la aceleración de la vida y el ruido.

Hoy vivimos en un mundo sin esperanza, quizá nosotros podamos recuperarla para nuestros hijos y nuestras familias.

De no hacerlo, estaremos en la antesala de construir una generación de suicidas.

Feliz Navidad.

martes, diciembre 18, 2007