miércoles, octubre 25, 2006

Zona de desastre

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Ramiro Arteaga Sarabia
Articulo de Opinion

Hace casi una década, en octubre de 1997, las lluvias provocadas por el huracán Paulina destrozaron una buena parte de Acapulco.

Las imágenes de Palma Sola, del Módulo, de la Progreso, de Praderas de Costa Azul eran similares a las fotografías de un bombardeo o de un sismo.

Recuerdo el “Paso a desnivel del Parque Papagayo inundado”, los restos de lo que fue la Iglesia de la Sagrada Familia, el Río del Camarón arrastrando casas, muebles y personas; el lodo era una constante en cada rincón de la ciudad. Piedras inmensas arrastradas por la corriente.

Tras el desastre, llegaron apoyos del gobierno federal e inclusos de instituciones internacionales; como en muchas ocasiones, los tres niveles de gobierno prometieron soluciones.

Acapulco, víctima de la negligencia de las autoridades municipales, y de sectores del transporte público; vive hoy una nueva situación de desastre.

Amplias zonas del puerto tienen destruidas sus calles, ocurren asesinatos y asaltos cotidianos. No hay tranquilidad y los habitantes están desesperados.

La calzada Pie de la Cuesta es prácticamente intransitable, los ciudadanos han acuñado una nueva expresión para referirse al Boulevard de las Naciones; le llaman “El canal de las naciones”; la avenida que conecta a la Sabana y El Coloso con los entronques de acceso al centro de Acapulco es “zona de desastre”.

La avenida Cuauhtémoc presenta baches “gigantes”, lo mismo que las laterales e incluso la Costera Miguel Alemán requiere de una atenta y arriesgada conducción para sortear los pozos en la carpeta asfáltica, no todos somos Fernando Alonso.

Se trata pues de una situación inadmisible. Se suma a esta condición anormal una nueva oleada de asesinatos como el de Mauro Rosas Paco, en el zócalo, a plena luz del día, con cientos de automovilistas circulando por el lugar y con la saña y la sangre fría de los profesionales de la muerte.

¿Merecemos este gobierno fantasma, incapaz de garantizarnos un mínimo de seguridad?

¿Con qué cara se rendirá un informe de gobierno, cuando las calles de Acapulco están destrozadas?

El problema de los “baches” es un asunto técnico, tiene que ver con los materiales empleados en la pavimentación de calles, la solución requiere de especialistas en la materia. ¿Los responsables del Municipio, no cuentan con este mínimo nivel de preparación técnica?

La inmovilidad y/o pasividad asumida por los que integran el Ayuntamiento en la solución de los problemas cotidianos de la ciudad, es signo de una terrible incapacidad para gobernar-tomar decisiones.

Por ejemplo, las autoridades apostaron, al inicio del año, por una magna obra: El Paso elevado de Aguas Blancas, la llamada “Vía rápida”.

Sería la gran obra del primer año, el signo distintivo del gobierno.

El sentido común indicaba y el tiempo lo ha confirmado, que se requería apostar mejor, por un trabajo serio para rehabilitar la Costera u otras avenidas y calles de la ciudad.

El paso elevado no se concluirá este año, el sentido común indica que Salgado Macedonio no concluirá su mandato.

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