jueves, marzo 20, 2008

El fundamentalismo pejiano

El fundamentalismo pejiano

Ramiro Arteaga Sarabia

López Obrador volvió a imponer su voluntad unipersonal al de una mayoría. Como en la mentira del fraude, como en el triste recuerdo del bloqueo de Reforma, como en su coronación de presidente legítimo o en la supuesta venta del petróleo “a los extranjeros”; lo único que le importa al “Peje” es llegar a la presidencia de México a cualquier precio.

Un nuevo capítulo se suma a su historia de mentiras. López Obrador criticó el papel de Vicente Fox en la campaña presidencial, ahora él, como Presidente Legítimo, apoyó abiertamente a su candidato Alejandro Encinas hasta imponerlo como Presidente del PRD.

No importa ser congruente con los valores que dice, no importa que explote un partido, es su cruzada del pueblo bueno en contra de los usurpadores.

La elección del presidente del PRD es una comedia. Los perredistas se encargaron de hacernos vivir las viejas elecciones del priato. El periodista Carlos Marín en Milenio del 17 de marzo de 2008, lo documenta de esta forma:

1. “Con cinco palabras, el senador Arturo Núñez, supervisor del proceso, ilustró el problemón de estas elecciones internas: “El padrón no es confiable”.

2. “Asombra que con tan endémica turbiedad y crónica falta de cultura democrática los perredistas invoquen tan frecuentemente la palabra transparencia, y que en pos de una Presidencia ilegítima pergeñaran la consigna del “voto por voto…” para reclamarlo sólo en los bueyes de sus compadres.”

3. “Después de un proceso semejante, en 2002 (cuando asumió Rosario Robles la dirigencia nacional), los perredistas crearon una Comisión para la Legalidad y la Transparencia que coordinó el doctor Samuel Del Villar, quien concluyó que en ocho entidades (que representaban el 30 por ciento de aquella elección), los resultados oficiales debían ser anulados.”

4. “El informe de 69 cuartillas establecía que el partido “corrompió su vocación democrática”; que los fraudes “plagan” las elecciones internas del PRD, y que “los principales promotores del desprestigio social, antes inclusive que los naturales y legítimos adversarios posicionados en otras trincheras ideológicas, corre a cargo de los mismos perredistas”, algunos “con ambiciones y dinero”.

5. “Aunque sea para bochorno nuestro, las irregularidades son la regla y las trapacerías de todo tipo estuvieron reiteradamente presentes (…). Puede aseverarse que no hay una sola práctica fraudulenta denunciada por nosotros como oposición frente al otrora invencible Partido Revolucionario Institucional, que no se haya producido en el marco de esta elección interna”, diagnosticaba Del Villar.”

El PRD volvió a demostrar su genética y su historia. La conclusión sólo puede ser una: no estamos frente a una institución democrática.

¿Cómo explicará el PRD su cochinero de elección, qué van a salir a decir si existen testimonios de compra de votos, acarreo, operación tamal, injerencia de los gobernadores y de los presidentes municipales, etcétera?

¿Qué historia de fraude cibernético inventarán para justificar el tortuguismo de su Sistema de Resultados Preliminares?

¿Con qué tontería el perredismo local nos dirá las razones por las cuales no se realizaron las elecciones para comités municipales?

Un penoso y antidemocrático PRD se dibujó perfectamente en su elección para Presidente Nacional. Un PRD sometido a la voluntad de un solo hombre. Eso es lo peor que le puede ocurrir a una institución que presume de buscar la representación de un pueblo.

El fundamentalismo, el carácter radical de un líder carismático parece estar llevando al PRD a su tumba política. Eso, en lugar de alegrarnos, nos entristece.

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