miércoles, enero 31, 2007

La Fuerza

La fuerza
Ramiro Arteaga Sarabia

El Presidente de México Felipe Calderón se refirió en una entrevista televisiva a la confianza en la institucionalidad del Partido Acción Nacional, hablo de dicha institucionalidad como la fuerza sustantiva para enfrentar las difíciles pruebas que gobernar un país como México implica.

Ajeno a este principio de cohesión y fuerza, la historia del PAN en Guerrero ha sido una trama de oportunidades desaprovechadas. Fundamentalmente, hemos caído en dos grandes vicios: primero, considerar al partido como un puente para el logro de ambiciones personales, familiares o de grupo.

Y, en segundo lugar, se ha construido una cercanía nociva y acrítica con los gobernadores.

Hace dos décadas, los hermanos Way Garibay, la familia Caballero Peraza; hicieron del PAN guerrerense un negocio de familias. Ahí está, por ejemplo; la estela de nepotismo y corrupción dejada por Enrique Caballero Peraza a quien recordamos siendo candidato a todos los puestos de elección popular posibles.

Estas familias destruyeron el capital moral del partido, derruyendo la solvencia de la institución política que pudo haberse fincado como una oposición crítica, seria, de largo plazo como lo fue en otros estados de México, donde el PAN fue cosechando presencia y éxitos electorales.

Ha sido difícil rescatar al partido de esta debacle histórica, apenas hemos logrado cimentar una estructura partidista sólida, con presencia no sólo en grandes ciudades, sino en comunidades rurales donde el tejido social está roto por la pobreza y la falta de oportunidades de desarrollo.

Por eso entiendo que ahora sí quieran destruir esta cimiente de fortaleza moral y oposición crítica que hemos venido construyendo en los últimos años.

Por eso entiendo que el grupo político de Armando Chavarría intente, vía la mentira y el montaje, sitiar al PAN, desviar un tema del ámbito de la justicia al territorio de la política corrupta en la que ha operado toda su vida.

Por eso, su desprecio a las instituciones de Derechos Humanos al desestimar su peritajes y minimizarlos como sólo “un punto de vista distinto”, por eso su repulsa a la verdad documentada, por eso su frívolo comentario “un capítulo cerrado” y, sobretodo, su presencia inquisidora en la rueda de prensa del jueves 11 de enero de 2007, donde hizo las veces de ministerio público y juez, presentando, sin una pizca de honestidad intelectual y política, una versión inverosímil del asesinato de Jorge Bajos Valverde.

Como lo manifestaron los miembros de la Comunidad Universitaria de la Loyola, mi alma mater: “Es inverosímil que las autoridades abran líneas de investigación tomando como punto de indicio correos electrónicos que hablan de “la fuente del bajo mundo”. Es inaudito y vergonzoso que se pretenda hacer justicia partiendo de suposiciones pueriles y que de no ser tan graves, llamarían a la risa por su evidente falta de sustento.”


Chavarría y su grupo político, pretendieron regresar a ese otro Guerrero, al bronco; al de la justicia construida para satisfacer intereses políticos.

En palabras del Presidente de México, al referirse al involucramiento de panistas en el homicidio de Jorge Bajos: “Y en Acapulco veo un tema de justicia que no es propiamente un conflicto en la dinámica interna del PAN, pero en cualquier caso lo lamento mucho; sólo espero que se resuelva cuidando escrupulosamente la ley y los derechos humanos.”

Estoy convencido que la fuerza institucional del PAN guerrerense nos permitirá resistir y abatir el embate que, cobijado en la estructura gobernante, Armando Chavarría ha implementado desde las formas de operación del lúgubre y caciquil Guerrero del pasado.

www.arteagasarabia.blogspot.com




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