jueves, agosto 10, 2006

La otra versión

Ramiro Arteaga Sarabia
Dos de la tarde, 8 de agosto de 2006. Los acontecimientos resuenan al guión de una película: tomas de casetas de autopistas, el zócalo repleto de lonas, toda una avenida llena de campamentos donde la gente vive su existencia.

Arengas, discursos de quien se perfila para ser el villano del filme, el desquiciado, quien somete voluntades, parecido al Hitler del filme La Caída (Der Untergang de Oliver Hirschbiegelo, Alemania/Italia, 2004), o localmente a “El tuerto”, el antagonista de Pepe el toro en los filmes de Ismael Rodríguez.

¡Ah qué bien se vería López Obrador con su gabardina y su bigote!, pronunciando las frases que siempre soñó decir a los “pirruris”, a “los hijos de papi”, a los “de arriba”. La intolerancia es una convicción que opera en cualquier tipo de ideología.

Su séquito (Monreal, Duarte, Camacho) bien podrían parodiar a Los tres huastecos (Ismael Rodríguez, México, 1948). Ellos hablan de atracos, de despojo y fraude. Cómo no pensar en Camacho para el personaje del filme francés Un héroe muy discreto (Un héros très discret de Jacques Audiard, Francia, 1996) o como protagonista de la película comercial Mentiroso, Mentiroso (Liar, liar de Tom Shadyac, Estados Unidos, 1997).

Y qué decir de uno de los personajes emblema de este proceso electoral el actor de comedia Gerardo Fernández Noroña extraído de filmes nacionales como Las ficheras- Bellas de Noche II- (Miguel M. Delgado, México, 1976) o Huele a gas (Víctor Manuel “el güero” Castro, México, 1985) con su extraordinaria Banda Sonora de Chico Che y La Crisis, que nos hace recordar a Lalo “el mimo” o al mismísimo Pedro Weber “Chatanuga”.

También existen muchas versiones cinematográficas alrededor de Alicia en el país de las maravillas. El periodista Raymundo Riva Palacio publicó este lunes una columna donde compara a AMLO con el personaje de Lewis Carroll: Humpty Dumpty, yo leí este clásico en la secundaria y aún recuerdo que uno de los personajes más atractivos era el tal Dumtpy, un ser con cara de huevo dispuesto a someter a las palabras a su entera voluntad para que éstas dijeran exactamente lo que él quería decir.

Siguiendo la analogía de Rivapalacio, y pensando que en realidad AMLO es Dumpty, me pregunto cómo entender las siguientes expresiones del Señor López:

“Se van a amolar”
“Está en juego la estabilidad de México”
“No queremos un diezmo de democracia, queremos democracia al 100 por ciento”
“No estamos alucinando (sic), sabemos muy bien que nuestros adversarios tienen la abierta intención de imponer al candidato de la derecha a cualquier costo”
“Les faltó altura de miras (sic)… su decisión es legalmente endeble. No tiene argumentación suficiente y de fondo (sic)" (En relación al fallo del TEPJF)

¿Cuántos AMLO-Humpty Dumpty habrá entre nosotros?

Por supuesto no pueden faltar las escenas que se desarrollan en los juzgados, los litigios que nos recuerdan al juicio “madre” de JFK de Oliver Stone (Estados Unidos, 1991) o a la extraordinaria El hombre que nunca estuvo (The man who wasn't there, Estados Unidos, 2001) de los hermanos Coen.

Cuando el Magdo. Leonel Castillo González, Presidente del Tribunal Electoral dijo: “La certeza es un principio de vida” recordé a Jim Garrison (Kevin Cotsner) pronunciando las últimas frases de su discurso donde demuestra las mentiras en torno al asesinato de Kennedy; uno de los grandes suministros de la Teoría del Complot, que AMLO ha incorporado como centro de su discurso y estrategia política.

A mí no me gustan los finales felices, son un cliché, prefiero aquellos que dejan abiertas ventanas de la conciencia y dudas. Afortunadamente el cine no es la realidad.
En verdad, yo sólo quiero que esta película termine. Ha sido demasiado.