miércoles, enero 10, 2007

Aparecida

Ramiro Arteaga Sarabia

Aparecida, Brasil será la sede de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM).

Desde el nacimiento del CELAM, han sucedido otras cuatro Conferencias Generales: la ocurrida en el Concilio Vaticano II en 1965, Medellín en 1968, Puebla en 1979 y Santo Domingo en 1992.

De los documentos y la realidad expuesta en las discusiones de los obispos latinoamericanos, Acción Nacional, como instituto político, ha asimilado, sobretodo, una concepción del ser humano trascendente y solidario, un respeto por la vida y el ideal del bien común.

Sin embargo, ahora tanto México como toda la región enfrentan una situación muy distinta a los hechos que contextualizaron las anteriores Conferencias Generales.

Según un documento publicado por la institución eclesial IMDOSOC (Signo de los tiempos No. 162), casi todos los países latinoamericanos viven en regímenes políticos democráticos, asimismo, la región parece haber consolidado su opinión de que sin economía de mercado no es posible el desarrollo, pero sus habitantes están descontentos ante la percepción de que esa economía sólo beneficia a unos cuantos.

Otro rasgo característico es que no es posible aspirar a conocer la realidad política del hemisferio sin considerar la manera de cómo la corrupción se ha institucionalizado. En los informes de Transparencia Internacional muchos de los gobiernos latinoamericanos están tipificados entre los más corruptos del mundo.

En términos generales, las instituciones políticas padecen un proceso de erosión y debilitamiento. El Estado de Derecho es endeble y muchos países del continente han perdido el monopolio de la violencia, misma que ahora es desplegada por la guerrilla, el crimen organizado, o bien, aparatos paramilitares de carácter cuasi mercenario. Hoy, de manera preocupante, la violencia se reproduce y se extiende capilarmente en muchas naciones del subcontinente.

Erradicar la violencia es uno de los principales retos para atemperar el entorno político latinoamericano.

Los cuerpos de seguridad lucen rebasados y los gobiernos no están en condiciones de competir con la infraestructura del crimen organizado, particularmente de los cárteles del narcotráfico.

Por ejemplo, cada año se registran 53 mil homicidios de niños en Latinoamérica, 80 por ciento de estos asesinatos son cometidos con armas de fuego.

La región es la segunda, después de África, con los índices más altos de violencia contra niños y adolescentes.

En este contexto de violencia deseo hacer una mención a la trágica muerte de mi compañero de partido, Jorge Bajos Valverde, un hombre que trabajó hasta el último día de su vida en un proyecto de bien común que compartíamos y que forma parte de la vivencia de Acción Nacional.

Su testimonio como Diputado Local y militante partidista, demuestra que, a pesar de este entorno terrible de corrupción, violencia y egoísmo, aún es posible vivir con ideales, trabajar con vehemencia por mejorar las condiciones de vida de muchos.

Jorge Bajos fue víctima de una oscura y siniestra mano asesina, de un ser que poseía un arma de uso exclusivo del ejército y que hasta este día no ha sido identificado ni detenido.

Su asesinato forma parte de un contexto político latinoamericano, caracterizado por la violencia, que ha convertido a zonas del mundo en campos de batalla.

Es imposible no reconocer que estas zonas de lucha, como Acapulco lo ha sido recientemente, no podrían existir sin la mirada complaciente de las autoridades y en muchos de los casos de la sociedad civil.

La reunión de obispos en Aparecida, Brasil, será una nueva plataforma de reflexión y acción para enfrentar el flagelo de la violencia y de la pobreza que llena de luto a millones de familias en Latinoamérica, como a la familia Bajos Valverde, a quienes envío desde estás líneas un abrazo fraternal y reitero el compromiso de Acción Nacional de luchar por el bien común de los guerrerenses, el cual implica la erradicación de la violencia y el castigo justo a quienes creen que acabando con la vida de hombres honorables pueden construir un mundo mejor para sólo unos cuantos, a ellos les recuerdo que, como siempre la historia lo ha demostrado, el mal no tiene la última palabra.

www.arteagasarabia.blogspot.com