El barrendero
Ramiro Arteaga Sarabia
Salgado Macedonio es un ejemplo de la decadencia de la clase política en Guerrero. La pobre o nula perspectiva histórica de los votantes del municipio y la buena imagen que dejó Zeferino Torreblanca en Acapulco han permitido que el PRD siga gobernando la ciudad pese a López Rosas y Félix.
No puede existir un peor perfil de gobernante. Félix está interesado en las fiestas y las mujeres, dedica tiempo a casi cualquier evento social, desde homenajes al Kikín Fonseca hasta fiestas de estrellas decadentes de Televisa.
Lo peor es el descrédito de su lengua y sus discursos dicharacheros. No vale la pena detenerse en ejemplos, ni serían suficientes 32 planas de este diario.
En la comodidad de la oposición, desde sendos sillones de diputado y senador Salgado Macedonio construyó una carrera política vía el escándalo y la desmesura.
Cómo olvidar la escena donde borracho lanzaba puñetazos al viento o su espantosa actuación en la película Guerrero (de Benjamín Escamilla Espinoza, México, 2001).
Félix fue por una hora, según, lo emitió Televisión Azteca, puntero en la elección de Gobernador de Guerrero.
El toro sin cerca, el byker, el chopper, es un político de origen humilde que no es congruente ni con su propio Génesis: le gusta la vida de confortes.
La cereza del pastel es su declaración a la Hugo Chávez de un desconocimiento de Felipe Calderón.
¿Cómo es posible que un político alimentado por las instituciones pretenda desconocer a una de las instituciones más importantes de México?
Su comentario es de pena ajena.
¿Merecemos esta clase de políticos?
¿Cómo es posible que una persona como Félix gobierne una ciudad cercana a los dos millones de habitantes?
¿Aguantará, electoralmente hablando, el PRD el desprestigio de Salgado Macedonio?
¿Es mucho pedir a un político como Félix la grandeza de miras para reconocer su incapacidad para el mando?
Su renuncia sería lo ideal para Acapulco, para el PRD, para el propio Salgado Macedonio. Por desgracia no existe tal autocrítica, porque además ésta conllevaría el fin de su carrera política.
Los gobiernos perredistas de López Rosas y Félix Salgado ponen sobre la mesa el tema de la legitimidad de los periodos de mando.
Es decir, además de los procesos electorales deberían existir otros mecanismos de evaluación de los gobernantes y, por qué no, de los partidos políticos.
Se ve lejano el día del fin del mandato de Félix Salgado. Confío en que sus ocurrencias no le alcanzarán para llegar a Casa Guerrero.
Quizá las capacidades del Alcalde son, sin menospreciar la profesión, las de un barrendero.
www.arteagasarabia.blogspot.com
Salgado Macedonio es un ejemplo de la decadencia de la clase política en Guerrero. La pobre o nula perspectiva histórica de los votantes del municipio y la buena imagen que dejó Zeferino Torreblanca en Acapulco han permitido que el PRD siga gobernando la ciudad pese a López Rosas y Félix.
No puede existir un peor perfil de gobernante. Félix está interesado en las fiestas y las mujeres, dedica tiempo a casi cualquier evento social, desde homenajes al Kikín Fonseca hasta fiestas de estrellas decadentes de Televisa.
Lo peor es el descrédito de su lengua y sus discursos dicharacheros. No vale la pena detenerse en ejemplos, ni serían suficientes 32 planas de este diario.
En la comodidad de la oposición, desde sendos sillones de diputado y senador Salgado Macedonio construyó una carrera política vía el escándalo y la desmesura.
Cómo olvidar la escena donde borracho lanzaba puñetazos al viento o su espantosa actuación en la película Guerrero (de Benjamín Escamilla Espinoza, México, 2001).
Félix fue por una hora, según, lo emitió Televisión Azteca, puntero en la elección de Gobernador de Guerrero.
El toro sin cerca, el byker, el chopper, es un político de origen humilde que no es congruente ni con su propio Génesis: le gusta la vida de confortes.
La cereza del pastel es su declaración a la Hugo Chávez de un desconocimiento de Felipe Calderón.
¿Cómo es posible que un político alimentado por las instituciones pretenda desconocer a una de las instituciones más importantes de México?
Su comentario es de pena ajena.
¿Merecemos esta clase de políticos?
¿Cómo es posible que una persona como Félix gobierne una ciudad cercana a los dos millones de habitantes?
¿Aguantará, electoralmente hablando, el PRD el desprestigio de Salgado Macedonio?
¿Es mucho pedir a un político como Félix la grandeza de miras para reconocer su incapacidad para el mando?
Su renuncia sería lo ideal para Acapulco, para el PRD, para el propio Salgado Macedonio. Por desgracia no existe tal autocrítica, porque además ésta conllevaría el fin de su carrera política.
Los gobiernos perredistas de López Rosas y Félix Salgado ponen sobre la mesa el tema de la legitimidad de los periodos de mando.
Es decir, además de los procesos electorales deberían existir otros mecanismos de evaluación de los gobernantes y, por qué no, de los partidos políticos.
Se ve lejano el día del fin del mandato de Félix Salgado. Confío en que sus ocurrencias no le alcanzarán para llegar a Casa Guerrero.
Quizá las capacidades del Alcalde son, sin menospreciar la profesión, las de un barrendero.
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