sábado, febrero 16, 2008

La prueba

La prueba

Ramiro Arteaga Sarabia

La lucha por el poder político en Guerrero evidenciará lo más crudo de la naturaleza humana.

Será, como toda aspiración de poder, una batalla cruel donde surgirá lo mejor que somos y lo peor que podemos llegar a ser.

Es, como ya lo establecían los poetas griegos, una tragedia. Con dioses distintos a los que moraban el Olimpo. La nueva deidad de la política de Guerrero tienen un nombre abyecto: poder, en cualquiera de sus nocivas vertientes.

Ahí veremos destrozándose a los candidatos y a sus equipos de campaña, consumiendo a jirones su humanidad para obtener un abstracto, precisamente, el poder.

El empeño por conseguir un trozo de este poder será brutal, demencial. Se gastarán millones de pesos, se agotarán cientos de humanidades, se comprarán voluntades, plumas, se arrancarán las carnes por nada.

Las instituciones no deberían luchar por el poder político como un fin, se trata de mover las almas, proponer ideas a las conciencias, garantizar la libertad de los ciudadanos para elegir.

Es evidente que se requiere de una astucia para construir una campaña eficiente y triunfadora, se requiere de gran capacidad intelectual y de un altísimo pragmatismo para mentir, para dañar, para destruir a un rival político.

El ingenio humano dispuesto para enterrar a quien piensa distinto, a quien, desde nuestra óptica miope, “hace daño al partido”, “debilita las estructuras”, al rival en turno.

Qué pobre política se ha ido construyendo en México y en Guerrero. Esta lucha donde se utiliza a los medios para destruir las reputaciones de los candidatos, para desinformar, para construir campañas y obtener contratos de publicidad.

De eso se trata nuestra política ahora, al menos de eso piensan que se trata el establecimiento político guerrerense.

Es una pena, hombres y mujeres capaces que velan sólo “por sus intereses” y por los de “su grupo político”, hordas que “llegan al poder” para sustituir a otras hordas rapaces, mientras su humanidad se empobrece cada vez más.

Un sabio español, el mismo que inspiró la fundación de la universidad donde estudié la licenciatura, Ignacio de Loyola, decía una frase contundente a sus amigos universitarios: “De qué nos sirve ganar el mundo si pierdes o arruinas tu vida”.

¿Vale la pena los costos de la política de Guerrero, los asesinatos, las injurias, las enemistades, con tal de obtener el poder?

La respuesta está en la historia y en la conciencia de cada uno de los que vivimos la política todos los días y que somos actores centrales de este estado de las cosas.

Dos mil ocho será un año de prueba para que las personas de la calle, nuestros amigos, observen la realidad y den un voto por aquella institución política y por aquellas personas que demuestren una mayor congruencia entre lo que se dice y lo que se hace.

En esta época decadente de la que somos parte, esta congruencia es un criterio mínimo que bien puede ser una exigencia en nuestros candidatos y gobernantes.

www.arteagasarabia.blogspot.com

miércoles, febrero 13, 2008

Conferencia de Prensa

martes, febrero 12, 2008

Marionetas 12.02.2008

Zitlala no es territorio Telcel

Ramiro Arteaga Sarabia (Publicado originalmente 21/03/07

Como muchas zonas del país, en específico, las más pobres de México no son territorio de la transnacional más importante del país en servicios de telefonía celular.

Tan sólo las ventas de Telmex y Telcel en 2006 le permitieron a Carlos Slim tener a tiro de piedra al multimillonario Bill Gates, quien aún ostenta el grandilocuente título de “el hombre más rico del mundo” según la revista Forbes.

Si Telcel y el resto del imperio Slim sigue creciendo al ritmo de 2006, es decir, unos 19 mil millones de dólares, el empresaro mexicano se convertirá en 2008 en el primer puesto de la ominosa lista de forbes.

Zitlala, como muchos pueblos del sur, está a años luz de la vida de Slim.

Este empresario, como muchos ricos y poderosos, piensa que puede vivir tranquilo manteniéndose en la opulencia, mientras cede un puñado de su escandalosa fortuna a los pobres.

¿Qué puede lograr el dinero en sí mismo, frente a la desigualdad que permite la construcción de imperios económicos y monopolios?

¿Qué pueden hacer unos millones de pesos donados a un abstracto “los pobres”, frente a la compra de voluntades legislativas, prerrogativas legales y fiscales y frente al empoderamiento de una corte familiar?

Gandhi propone una solución realista frente a la acumulación de riqueza. El líder espiritual del pueblo Indio, siguiendo las enseñanzas del Sermón de la Montaña, nos dice: “Sin necesidad alguna, los ricos van acumulando cosas superfluas. Por consiguiente, tienen que abandonar y malgastar esos bienes inútiles, mientras que millones de hombre mueren de hambre por falta de alimentos. Pues bien, en la situación actual, los ricos están tan descontentos como los pobres. Al pobre le gustaría ser millonario, y al millonario centuplicar sus millones. Los ricos deberían tomar la iniciativa de despojarse de todo para que se extendiera por todas partes el espíritu de contentamiento.”

Y asegura, en una de las frases más proféticas de su enseñanza, que “el único proyecto económico viable es aquel que se sustenta en la promesa de que todo lo demás se nos será dado por añadidura.”

En Zitlala viven unas 5 mil personas dedicadas a actividades primarias, hay más caballos y burros que automóviles, prácticamente todas las calles son de tierra y las casas de barro.

La lengua de esta población indígena es el nahuatl y es común ver a familias enteras por la calle hilando tiras de palma seca que utilizan para la fabricación de sombreros, cestas y artesanías.

Sólo el centro de esta población cuenta con servicio de energía eléctrica y, por tanto, con alumbrado. Muchos de sus habitantes, por falta de empleo, migran a los Estados Unidos o a ciudades como Acapulco y el Distrito Federal.

En lo que a todas luces constituye un ejemplo del absurdo de la economía neoliberal; los habitantes de Zitlala cosechan maíz vía un largo proceso de producción que, desde la siembra, dura de 5 a 6 meses. Así, 12 litros de maíz son ofrecidos por escasos 30 pesos, mientras que el kilo de frijol sólo alcanza los 10 pesos.

En lapsos de tiempo análogos, Carlos Slim incrementó su fortuna al ritmo de 19 mil millones de dólares en un año, mil 583 millones de dólares por mes, 52 millones de dólares por día, más de 216 mil dólares por hora, 36 mil dólares y pico por minuto y 601 dólares, unos 6 mil 600 pesos cada segundo.

Es difícil creer, pero constituye una verdad demostrable, que los habitantes de Zitlala contribuyen a la fortuna de Slim, cada vez que un Zitlalteco quiere hacer una llamada, utiliza la línea del monopolio telefónico Telmex, a costo de 5 pesos el minuto.

Sin palabras.

www.arteagasarabia.blogspot.com