sábado, diciembre 29, 2007

Sobre la esperanza

Sobre la esperanza

Ramiro Arteaga Sarabia

El gran intelectual Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) ofreció al mundo al cierre del año 2007, un diálogo vital para el sostenimiento del orbe: la encíclica Spe Salvi, sobre la esperanza Cristiana.

Las notas de Ratzinger tocan el principio de desesperanza que comentamos en el artículo anterior e incluyen algunas lecciones para los políticos y para toda la humanidad.

Dice Benedicto XVI, a propósito de la fe: “quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”.

Pone el ejemplo de una esclava Josefina Bakhita, quien encontró en la esperanza, la fuerza de liberación, la comunión y aquellos valores que sí contribuyen a la construcción de una realidad distinta.

¿Tendrán esperanza los fieles lacayos a los gobiernos?, ¿intentarán, con honestidad, los legisladores y regidores, cambiar el estado de la nación y de los municipios?

El Papa recoge una frase especialmente importante del pensamiento de Pablo de Tarso, una frase que, si se lee bien, pudiera iluminar las acciones de quienes ejercemos la política partidista: “La novedad de lo ocurrido aparece con máxima claridad en la carta de san Pablo a Filemón. Se trata de una carta muy personal, que Pablo escribe en la cárcel, enviándola con el esclavo fugitivo, Onésimo, precisamente a su dueño, Filemón. Sí, Pablo devuelve el esclavo a su dueño, del que había huido, y no lo hace mandando, sino suplicando: ‘Te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien he engendrado en la prisión ... Te lo envío como algo de mis entrañas… Quizás se apartó de ti para que le recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido.’”

Cuando los políticos, los empresarios y las iglesias hablamos de abstractos, cuando se olvida a la persona concreta que está a la espera de un gesto solidario, en ese instante es imposible responsabilizarnos de nada.

Las decisiones políticas se vuelven caprichos, argumentos, falacias, metas, estadísticas, que suplantan la esperanza con paliativos.
Esta idea de construir un mundo con base en abstracciones es lo que denuncia Ratzinger, cuando utiliza la palabra “preformativo” en toda su encíclica.

Precisamente, señala que la esperanza no es un dato o una información, sino un acto de comunicación que transforma, que puede suscitar una conversión.

Esta noción está prácticamente olvidada en la comunicación política, donde se privilegia la forma por sobre el fondo, la imagen por el ser y se construyen campañas exitosas con sustento en frases publicitarias y demagógicas.

La comunicación política no tiende a esta performancia y sucumbe al ir generando una sociedad apática, sobreinformada, pero sin conciencia histórica, sin responsabilidad ciudadana y desarticulada.
A la esperanza se opone el egoismo. El principio rector del mundo es lo que destruye nuestro don más preciado: la vida.

Ratzinger realiza dos grandes cuestionamientos que intenta explicar en uno de los apartados de su más reciente libro: ¿De verdad queremos esto: vivir eternamente?, y ¿qué es realmente la vida?

Por qué no un político, de cualquier partido, de cualquier ideología, no se detiene un segundo en su vorágine de actividades y se pone a meditar un poco en el sentido de las decisiones políticas, en el sentido de la vida y de la esperanza.

Esta es la invitación que hace Joseph Ratzinger y que yo reproduzco a manera de comentario.

www.arteagasarabia.blogspot.com

martes, diciembre 25, 2007

Marionetas 25.12.2007