miércoles, enero 03, 2007

Mensaje de Fin de Año



Regidores desvergonzados

Ramiro Arteaga Sarabia

Hay momentos en que la única reacción digna frente a las barbaridades éticas es la indignación. Muchos estamos indignados con la postura de los regidores del municipio de Acapulco, de no aceptar los 55 de días de aguinaldo que recibieron y buscar un sueldo acumulado, en diciembre, de más de 200 mil pesos. Lo cual constituye un total estimado cercano a los 6 millones de pesos.
Sé que nadie se opuso a este absurdo. Todos, se callaron consintiendo o se regocijaron. Ahí están todos los regidores involucrados, lo mismo del PRD, el PRI, el PVEM, Convergencia y, me duele decirlo, también los dos regidores del PAN. Complacidos por el gobierno del caos y acéfalo de Félix Salgado Macedonio.
Lo que nos aterroriza no es sólo el hecho despreciable de exigir para sí mismos una cantidad desproporcionada, sino la realidad que este hecho señala: la total falta de ética de los ''representantes'' del pueblo. Ya Aristóteles nos había enseñado que tener vergüenza es uno de los indicadores inequívocos de que todavía no perdemos del todo el sentido ético; el ruborizarse muestra que nos damos cuenta de los actos malos que practicamos. Los regidores acapulqueños ni tuvieron vergüenza ni se ruborizaron frente a su deshonestidad. Dieron muestra de total falta de ética e insensibilidad.
Pero lo que es peor es que ellos confirman lo que la historiografía política de Acapulco siempre está repitiendo, en especial el nostálgico politólogo brasileño José Honório Rodrigues: ellos no aman el pueblo, tiene vergüenza de las bases populares empobrecidas, pues las ven conformadas por cholos, insignificantes, pueblerinos paupérrimos. Sólo los ven en tiempos de elección para engañarlos y arrancarles el sufragio invocando muchas y falsas promesas. Una vez instalados en el Cabildo hacen sus maniobras de falsos amigos, de espaldas al pueblo y en su contra. Exigieron el vergonzoso aguinaldo exactamente en el momento en que los movimientos sociales y los sindicatos estaban discutiendo miserables tasas de aumentos salariales. Al mismo tiempo que los policías exigían el pago integro de un aguinaldo de escasos 9 mil pesos.
¿Quién no se indigna y siente vergüenza de tener regidores de esta ralea? No resisto la tentación de citar las palabras del profeta Amós, el campesino que, valiente, entró corte adentro denunciando las sinvergüenzadas de los poderosos. Denunció en nombre de Dios: ''Odio y desprecio vuestras fiestas y no me gustan vuestras reuniones; vosotros transformáis el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo'' (capítulo 2 y 6). Los regidores y el Alcalde perdieron el sentido de la realidad. El mundo virtual del Palacio Municipal corrompió sus mentes, divorciadas de la penosa lucha del pueblo por su supervivencia.
El Cabildo no es sólo instancia delegada del poder popular, ni gerencia técnica de los asuntos relativos al bien común. Es, sobre todo, instancia ética. Representa los valores de la ciudadanía, de la transparencia en el cuidado de la cosa pública. Nosotros, ciudadanos, tenemos el derecho de esperar que nuestros regidores vivan esos valores y no los nieguen con sus prácticas ''desvergonzadas''. Gracias a Dios que aún existen políticos del más alto nivel ético que confieren dignidad a su función y que no pierden la esperanza.
*Paráfrasis del artículo Brasil: Parlamentarios desvergonzados, del Teólogo brasileño Leonardo Boff, reproducido en el portal de TeleSur (disponible en www.telesurtv.net).
www.arteagasarabia.blogspot.com