jueves, noviembre 29, 2007

Efectivamente, Fraude

Efectivamente, Fraude
Ramiro Arteaga Sarabia
El catecismo de López Obrador ofrece poco margen de maniobra para un cineasta medio.
Pocas veces en el cine, el nombre de la película se convierte en su destino: fraude.
Luis Mandoki centra su discurso en demostrar, vía los argumentos del Peje, el monumental fraude que despojó de la presidencia de México al Presidente Legítimo.
Para validar su tesis, el cineasta recurre a la peor época de la historia del cine, aquella donde sin tapujos se utilizó al lenguaje cinematográfico como vehículo de propaganda. Hitler dixit.
Mandoki nos repite hasta el hartazgo los axiomas de López Obrador, a quien presenta de la misma forma que lo hacen los libritos de santos a San Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, San Martín de Porres y otros.
Con un maniqueísmo ramplón, que pretende ser validado con un letrero explicativo: se buscó a Fox, Martha Sahagún, Luis Carlos Ugalde, etcétera; pero ellos nunca accedieron.
Por tanto, no nos queda más remedio que soportar el rostro de Fernández Noroña diciendo después del anuncio del Consejero Presidente del IFE, que se había perpetuado “la caída del sistema, esto es como en el 88" repetía fuera de sí.
También salta en la pantalla la actuación especial del exaltado Presidente Estatal del PRD, feligrés del peje, quien reclama ante la cámara, con sólo una boleta en mano, el testimonio de actas de escrutino y cómputo calcinada.
En el fondo, la película elabora un postulado perverso: la estabilidad social de México se la debemos a López Obrador, quien, en una iluminación, diseñó un plan estratégico para apaciguar las aguas, para evitar la rebelión armada.
Las estrategias del Bloqueo de Reforma, de la Convención Nacional Democrática y del Gobierno Legítimo, fueron perfectamente diseñadas para contener a una nación dispuesta a levantarse en armas por siglos y siglos de opresión.
Todo está dispuesto en la película Fraude para ensalzar la imagen del señor López, quien nunca reconocerá que la derrota puede fácilmente explicarse por sus errores y omisiones.
Siempre será, como en el futbol, echarle la culpa a la rudeza del contrario o al árbitro; antes que reconocer que falló la estrategia, que sus colaboradores no hicieron su chamba y que el exceso de confianza derivo en la derrota.
Pero no es el cine lo que importa en la película de Mandoki-Obrador, ni la verdad, ni el documentar el proceso electoral. ¿Qué importa en la película de Mandoki-Obrador?
Sólo repetir y repetir, hasta que entre en las conciencias de los mexicanos, una mentira.
Le quedan pocos años al Presidente Legítimo para que su discurso monotemático y faccioso cunda entre los mexicanos.
Confiamos que en el ínterin, el señor López se rodee de actores reconocidos, cineastas más talentosos y sus cineastas de productores de cine más talentosos.
Si aprecia su tiempo y su dinero, vale la pena adquirir la película en uno de los miles de puestos de películas piratas que llenan las plazas del país, gracias al cobijo de regidores, presidentes municipales, diputados y jefe de gobierno perredistas.
www.arteagasarabia.blogspot.com

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