miércoles, mayo 09, 2007

Geometría

Geometría
Ramiro Arteaga Sarabia

Desde el célebre libro de Norberto Bobbio Derecha e Izquierda (Taurus, 1995), la geometría política del mundo se resuelve entre aquellos que luchan por encasillar las políticas públicas y la vida institucional en alguna franja, en algún retablo o en una jaula; y entre quienes plantean una visión crítica de las estructuras de la política contemporánea.

Las categorías de análisis utilizadas para hablar de la política, suelen simplificar en términos técnico-científicos una relación entre las personas políticas que es de naturaleza moral.

Por ejemplo, se dice que todas las políticas públicas de beneficio a los pobres y excluidos son de izquierda, que las ideas a favor del aborto son de izquierda, que el progresismo es de izquierda, que Marcelo Ebrard y Zeferino Torreblanca son de izquierda.

Mientras que la mundialización de la economía, el universo empresarial, la educación privada, las ideas reaccionarias, las iglesias y el conservadurismo, son atribuidos a la derecha.

Ejemplo de la deshabilitación de esta forma simplista de entender la política es el fenómeno ocurrido en las elecciones a la presidencia de Francia, que son un espejo de la forma de proceder de dos gobiernos caracterizados como de izquierda: el de Zeferino Torreblanca en Guerrero y el de Marcelo Ebrard en el Distrito Federal.

La lucha por la Presidencia del país galo entre el neoconservador Nicolas Sarkozy y la progresista Ségolène Royal fue el enfrentamiento de dos presencias políticas sin ideología. Las propuestas de ambos contendientes se tocaban en una visión económica neoliberal y consistente con los postulados de los macrosujetos de la economía contemporánea.

En el fondo, nada distinguía a uno de otro, sólo un puñado de matices de representación, la forma de mirar y mover las manos y sendas campañas de publicidad ideadas para capturar el voluminoso porcentaje de quienes definieron su voto hasta el último momento.

¿Qué diferencia en la praxis política existe entre un gobernante supuestamente de izquierda como Zeferino Torreblanca y Marcelo Ebrard o uno supuestamente de centro como Enrique Peña Nieto en el Edomex?

En el fondo, ninguna, valga la reiteración: ninguna.

Son gobiernos apoyados en un oneroso gasto en publicidad y control de medios, que buscan la eficiencia vía núcleos de tecnócratas, que creen en la propiedad privada y son aliados de empresarios y poderosos.

Algunos como Ebrard hasta salen en revistas frívolas como Caras y visten sus mandatos con playas artificiales y fiestas masivas de quince años.

¿En qué sentido se podrían catalogar a estos gobiernos como de izquierda?, ¿vale la pena seguir simplificando la política en una geometría abyecta?, ¿por qué se asume que los gobiernos de izquierda tienen una mayor sensibilidad social?

La geometría política que divide el mundo en derechas e izquierdas ha propiciado políticos, partidos y gobiernos centrados en una visión egoísta del hombre. Esta postura, posibilita la destrucción del entorno en aras de victorias electorales miopes y estériles.

Como en ninguna otra época de la historia, más que la pertenencia a un espectro ideológico, se impone una conversión ética de los políticos como vía de recuperación del ser humano y de la casa comunitaria en que se desarrolla la vida.

En este sentido, la ética, afortunadamente, no corresponde a ningún tipo de alineación política.
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