miércoles, febrero 21, 2007

Sentido Común

Ramiro Arteaga Sarabia*
Como pocos, el libro de Carlos Tello Díaz, 2 de julio (Planeta, México, 2007) nos ayuda a entender las características psicológicas de los ex candidatos a la Presidencia de México, en específico, la forma como construyeron sus candidaturas hasta el día de la elección y su proceso de toma de decisiones.
Resaltan dos rasgos muy claros: la mentira conciente de López Obrador, quien sabía que las encuestas de salida no le daban el triunfo, y la operación política-mediática para destruir las instituciones que validaban el triunfo de Felipe Calderón Hinojosa.
La crónica de ese largo día inicia a las 6:20 horas del 2 de julio “cuando López Obrador prendió la luz en su departamento de Odontología 57”, y concluye a las 4:28 horas del 3 de julio, cuando los panistas advierten que las tendencias del PREP son irreversibles y que favorecen al Hijo Desobediente como se hacía llamar el propio Calderón.
Según las investigaciones de Tello Díaz, López Obrador supo que la elección no le favorecía en la madrugada del 3 de julio: “Así se lo dice a su gente íntima. Y ese fue el punto de quiebre, el parteaguas psicológico y político para López Obrador. A partir de entonces decide rechazar la posibilidad de haber perdido la elección”.
En el capítulo 1 am, bajo el subtítulo Perdí, Tello cita los resultados del último corte del conteo rápido realizado por la encuestadora personal de López Obrador, Covarrubias y Asociados: “Con un avance de más de 97%, en 869 secciones: FC 37.2, AMLO 35.9”. Y consigna además la declaración que le hizo en entrevista la propia Ana Cristina Covarrubias el 20 de diciembre de 2006: “A la 1 de la mañana (del 3 de julio), yo directamente se lo dije al licenciado López Obrador”.En una entrevista con la reportera Gloria Leticia Díaz, publicada en el semanario Proceso (1579), Carlos Tello señala que López Obrador cometió “un error garrafal al construir su movimiento a partir de una mentira: que la elección la ganó él y se la robaron; eso es falso. La elección la perdió él por 240 mil votos y punto”.
La mentira de López Obrador fue una “enorme debilidad en los cimientos del movimiento de la coalición, y esa es una de las razones que explican la caída vertiginosa de López Obrador a partir del 1 de diciembre”.También, Tello Díaz (en síntesis de Leticia Díaz) cuenta cómo vivió la jornada Felipe Calderón, cómo “recibió con sorpresa” los cortes de las exit polls del mediodía que le daban un empate con López Obrador; su “euforia” de la tarde-noche, cuando “pensaba que iba ganado” por dos o tres puntos; la “angustia” que atravesaron él y su equipo al cerrarse los resultados a cero antes de las 11 de la noche, de manera que “la moneda estaba en el aire”.Luego, la zozobra al recibir la “terrible noticia” de que el consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, no declaraba ganador; el “momento dramático” que Calderón pasó entre las 11 de la noche y las 2 de la mañana del 3 de julio, cuando “empieza a subir López Obrador y él empieza a bajar en el PREP”, hasta las 4:28 horas, momento en que Rafael Giménez, director de ARCOP –la encuestadora de Calderón–, toma una foto en su celular de la celebración panista cuando, haciendo proyecciones a partir del PREP, “se dan cuenta de que técnicamente habían ganado”.Por los testimonios que recabó de los colaboradores cercanos a Calderón, Tello está convencido de que el panista y su equipo “pensaban que era una elección que podían ganar o perder. Así lo comentaron y así actuaron”.
Mientras el equipo de López Obrador hizo gastos suntuosos, como contratar suites de más de 10 mil pesos la noche en el hotel Marquis Reforma, organizar una fiesta en el Zócalo y hacer reservaciones en el hotel Majestic, los panistas estaban en la sede nacional del PAN, encerrados y dispuestos a trabajar.
“Calderón tenía una idea más realista de lo que estaba pasando en México. Él sabía, o al menos así lo comentaron personas cercanas, que estaba dispuesto a perder, reconocer esa derrota y construir una oposición encabezada por él dentro de las instituciones.” “En el fondo de su corazón, sentía que podían tener razón la mayoría de los encuestadores en el sentido de que el voto oculto podría favorecer a López Obrador, y que en una de esas el tabasqueño ganaba por un amplio margen”.
Las 220 páginas del libro 2 de julio son de una lectura que revela la mejor cualidad de Felipe Calderón: su sentido común y nos muestra el rostro de un político tabasqueño capaz de poner al país al borde de un estallido social con tal de sostener una mentira insostenible.
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