domingo, septiembre 17, 2006

Un Mundo Raro

La Convención se convirtió en un megamitin donde las votaciones de temas trascendentales se realizaron a mano alzada con una multitud dispuesta a decir que sí a todo lo que proviniera del templete
Cualquiera diría que esto es una locura. Decenas de miles de personas, venidas de todo el País, empapadas, ciegamente convencidas de lo que hacen, aclaman el nombramiento de "Presidente legítimo" de México de Andrés Manuel López Obrador. Minutos después, él dice a la masa que acepta el encargo y produce una explosión de júbilo como si todos se hubieran sacado la lotería; al unísono corean "¡Presidente!" muchas veces para reafirmarse en su decisión colectiva. Al término de la multitudinaria reunión caminan animados, sonrientes, rostros de todas las clases y de distintos colores, mujeres, muchas mujeres, señoras mayores realmente entusiastas, muchachos que brincan emocionados gritando "Se ve se siente, tenemos Presidente", todos desparramados por las calles del centro histórico, y otros como si anduvieran en la tribuna futbolera claman el "si se pudo".Van locos de contento con su cargamento de legitimidad, la suya, en la que creen porque mandaron al diablo la otra, la de las instituciones vigentes. Están convencidos de que tienen Presidente porque al que han reconocido las leyes nomás no lo aceptan.Eufemio Cesáreo Sánchez, el jefe de la banda de chile frito de Acatepec, de la música típica de la Montaña de Guerrero, lo explica como si fuera el magistrado electoral que todos llevamos dentro."Es algo justo. El pueblo de México hace justicia porque realmente sí se ganó. Sabemos que las instituciones del IFE y el Trife solamente sirvieron para validar un fraude que estaba hecho desde antes", explica.Chofer en la zona montañesa, donde sólo se sube a pie por varias horas o en camionetas como las que maneja, coordinador de la banda y también responsable de las percusiones –toca las tarolas—Eufemio admite que será muy difícil gobernar para el Presidente que eligió. "Realmente para nosotros es algo muy complicado porque el gobierno tiene todo el poder, todo el dinero, las armas y sabemos que ésta es una lucha que damos con dificultad", insiste.El músico sabe que eso de llamar gobierno a lo que acaban de nombrar a mano alzada es una traducción de algo que bien pueden clamar como "no se la van a acabar".A la hora de su discurso, Andrés Manuel López Obrador, simplemente lo definió como un "tengan para que aprendan".Porfirio Muñoz Ledo lo explica a su modo: "Hay una convicción, éste es un hecho histórico no electoral y lo que viene es la organización y la perseverancia"."Es el inicio de una nueva República", dice Eufemio muy orondo luego de un día y medio de camino a México, desde Acatepec con los nueve integrantes de la banda, que vienen con ropas raídas, sucias, sus sombreros de palma, sus huaraches rotos, su esperanza y la carga del sax, los dos trombones, la tambora, el bajo y la tambora.La Convención Nacional Democrática se convirtió en un megamitin pasado por agua donde las votaciones de temas trascendentales se realizaron a mano alzada con una multitud dispuesta a decir que sí a todo lo que proviniera del templete. Desconocieron la resolución del Tribunal Electoral, nominaron a Felipe Calderón como usurpador, decidieron abolir las instituciones vigentes y, en la decisión más esperada por ellos, ungieron a López Obrador como "Presidente Legítimo".Su mundo es, literalmente otro. Y como su mundo no cabe en el existente o bien no dejan que quepa en el existente, han armado la virtualidad de su gobierno montado en la realidad de su protesta. Un mundo raro.Hay de todo. Artistas, amas de casa, discapacitados, gente pobre, campesinos, comerciantes, políticos profesionales. Se van acercando al Zócalo apenas pasa el mediodía y copan todos los afluentes a la Plaza. Los han citado a las tres pero la animosidad desborda a los organizadores. Aquello de que cada estado se acomodaría en una calle distinta es pura vacilada. Que si esto es soberano. Pues si. Es un soberano desorden. Cada quien toma su lugar, como decía Juárez, con lo que se pueda y hasta donde se pueda. La tormenta no los espanta y pasadas las cinco de la tarde comienza la Convención que consiste en un desfile de oradores que solo desesperan al respetable que viene a dos cosas: una, decidir el nombramiento de López Obrador como "Presidente legítimo" y dos, escuchar el discurso de su Líder.Vienen, francamente, a alzar la mano, pero lo hacen con ganas y emoción. Dicen que hay escrutadores en esta asamblea pero la verdad es como el papel del interventor de la Secretaría de Gobernación en los concursos de la televisión: hacerse patos. "Hay dos opciones para escoger una de ellas. Se reconoce a Andrés Manuel López Obrador como el legítimo Presidente de México o se reconoce a López Obrador como coordinador de la resistencia civil pacífica", dice Eduardo Beltrán que conduce las "votaciones".A la multitud le parece hasta babosa la segunda pregunta y por eso chifla. Aún así, Jesusa Rodríguez toma la "votación" viendo hacia una masa escandalosa."Se aprueba la primera propuesta", dice Jesusa como si realmente el asunto fuera polémico o disputado.Lo que hay son tres minutos de escándalo, de ovación, de aplausos, de gritos, de cornetazos y cohetones. En el ala derecha de la plaza un grupo de estudiantes universitarios brinca como si bailara ska o slam y todavía después le dan autorización, con la misma unanimidad y desparpajo para que López Obrador nombre un gabinete.En su discurso de aceptación del nuevo cargo, López Obrador, impecablemente vestido de negro, con corbata amarilla para variar, arma un manojo de rebeldía. Lanza 25 "no aceptamos" para subrayar el carácter de su "Presidencia", la de la objeción y la resistencia."No aceptamos" el oprobio, la desnutrición, la marginación de jóvenes, el descuido de la educación pública, las agresiones a mujeres, la discriminación, la bicoca de pensiones para ancianos, el ínfimo salario mínimo, la falta de empleo, la privatización de la industria eléctrica, el Fobaproa, el nepotismo, el TLC, los monopolios, la manipulación mediática. Los enumera uno a uno para subrayarlo.Y lo que dice después es el mandato moral y pintar la raya de la lealtad y la traición. Solicita que no se caiga en la violencia y "no transar, no vendernos, no caer en el juego de siempre, de la compra de lealtades y conciencias disfrazada de negociación".López Obrador argumenta los porqués de aceptar el nombramiento de Presidente; insiste en que ganó la elección y al final traza lo que parece ser la verdadera razón de este simbolismo: "es un acto de resistencia civil pacífica, y es lo que más conviene a nuestro movimiento. Es un tengan para que aprendan, un tengan para que aprenda a respetar la voluntad popular".El coscorrón de la rebeldía o una aventura, una locura, enarbolada con fe por miles.

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