jueves, septiembre 21, 2006

La masa no legitima.


Ramiro Arteaga Sarabia

Masa: Agregado humano, culturalmente desarraigado, carente de estructura interna, y de fines asumidos por convicción íntima y personal, que actúa de modo anónimo y que puede llegar en algunos casos a la conducta fanática, bien sin freno -a partir de sus impulsos primarios desatados-, bien sometida a una disciplina coactiva o sugestiva.

Legítimo: Conforme a las leyes. Cierto, genuino y verdadero


La plancha del zócalo de la ciudad de México es un espacio impresionante.

Al salir del abismo del metro, los haces de luz golpean la cara, después del choque inicial, la imagen de una bandera monumental y las campanas de la catedral con el sonido del golpe al bronce, seco; completan un cuadro de leyenda.

Millones desfilan todos los días por ese centro simbólico de México.

Palacio Nacional, el Templo Mayor y Catedral enmarcan una superficie donde caben 100 mil personas. Fue aquí donde una masa eligió al excandidato presidencial López Obrador como su Presidente Legítimo.

El proceso de elección fue simple: levantar la mano. López Obrador aceptó la encomienda de encabezar un “gobierno itinerante”.

La masa suplantó la logística y el voto de millones de mexicanos.

Lo dramático de este proceso es que este nuevo proyecto dirigido por Obrador se sustenta simple y llanamente en una mentira: “se cometió fraude”.

A la lista de ficciones dichas por López Obrador, Camacho Solís, Fernández Noroña y otros; se suma el disfraz del “mandato popular” construido en una asamblea a todas luces no democrática, donde sólo la plutocracia lopezobradorista tiene voz, los demás únicamente tienen derecho de alzar la mano.

Es lugar común decir que una mentira si se repite cien veces se convierte en verdad, este sofisma es una construcción mental idéntica a la que afirma que la plaza legitima un mandato.

¿Qué proyecto democrático se puede construir con base en una mentira y en una plaza?

¿Por qué no existe auto crítica en el grupo de López Obrador?

¿Hasta cuándo tomarán postura los otros líderes de la izquierda, con el riesgo (véase el caso Cárdenas) de ser abucheado y menospreciado por la masa?

Dice el historiador Jean Meyer que la izquierda perdió rumbo con la caída del muro de Berlín, después de este momento, los socialistas -siempre según Meyer- han optado en su mayoría por opciones institucionales; pocos son los que han decidido por la vía de la revolución armada.

Así, después del 16 de septiembre, de la convención del Zócalo de México, lo que sigue del movimiento de López Obrador es incierto; el único rasgo en que podemos coincidir es en la estrategia esquizoide: por un lado la marcha contra las instituciones de la República y por otra vía: presidentes municipales, regidores, gobernadores, diputados locales y federales y senadores electos vía las instituciones.

Detrás de los argumentos de corte chavista o de izquierda radical, están los hechos que contradicen a los discursos, el número dos del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Blanco, ha dicho que es “fundamental en democracia respetar el resultado de las elecciones, resultados que proclaman presidente a Felipe Calderón”

Sólo el gobierno “democrático” del venezolano Chávez ha coqueteado con la idea de desconocer el triunfo de Calderón.

Para desgracia de López Obrador el voto de Chávez no cuenta y, al igual que la mano amorfa de la masa, tampoco legitimará al autodenominado “Presidente Legítimo”.

www.arteagasarabia.blogspot.com

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