Trivial
Ramiro Arteaga Sarabia.
Es probable que en el corto plazo, en el terreno de lo inmediato, si exista una relación directamente proporcional entre la triada: política-medios de comunicación-elecciones.
Por esta relación escuchamos a William Jefferson “Bill” Clinton agradecer a la cadena de videos musicales MTV ayudarle a llegar a la Casa Blanca. Puede ser.
En menor escala, quizá funcione aparecer en un programa junto a Adal Ramones o Brozo.
Recién, dos fenómenos mediáticos sorprenden por el nivel de relajación ideológica a la que se ha llegado en nuestro país: 1. La portada-entrevista de Marcelo Ebrard en el mamotreto frívolo “Caras” de Editorial Televisa y 2. El cameo de Ernesto Rodríguez Escalona junto a “Pepillo” Origel y Luz Elena González en el programa de formato “reality show”: Derecho de admisión.
1. En una aciaga entrevista para la posteridad, el flamante Jefe de Gobierno Electo, Marcelo Ebrard revela su profundo lado frívolo. Así, Caras muestra el verdadero carácter del político: “Él se confesó muy romántico, le gusta mandarle flores a su esposa y hablarle sólo para decirle que la quiere mucho.” (Caras, agosto de 2006)
E incluso, al hablar de su “noviazgo” con Mariagna Prats, Ebrard declara “Desde el principio se hizo una buena relación, como que hicimos click.”.
¿Desde qué perspectiva ideológica habla Marcelo?, ¿desde la voz de mando “por el bien de todos, primero los pobres”?
¿Cómo entender la participación de Ebrard en un movimiento que ensalza la pobreza y el cambio de estructuras, con estos discursos frívolos, con una boda lujosa, con una “mesa de regalos” onerosa e insultante, con las lisonjas del poder?
2. En la emisión del la serie Derecho de admisión (Unicable, 24 de agosto de 2006), el frívolo Secretario de Fomento Turístico del Estado, departía viandas en El Baikal con la imagen de Guerrero Brilla, Luz Elena González; Juan José Origel y otras decadencias mediáticas.
Enfundado en una camisa Versace, Rodríguez habla frente a sus comensales del programa Guerrero Brilla y de cómo fue el proceso de designación de Luz Elena como imagen de Guerrero “en una fiesta”.
Escalona da una cátedra de políticas públicas de corte social en el privado de uno de los restaurantes más caros de Acapulco y de cómo se ejerce la política en nuestro Estado, uno de los más pobres de México.
La tomadura de pelo llamada Guerrero Brilla se gestó en uno de estos lugares VIP. Por cierto, Rodríguez Escalona celebraba esa noche el cumpleaños de Luz Elena González.
Colérico ante el estado de nuestros políticos, asumo como necesario retornar a las fuentes; entre ellas las ideologías, el estudio, la reflexión con el propósito de recuperar el discurso político, no permitir la corrupción intelectual que también daña, cuyo fruto ha sido la banalización de una de las profesiones de naturaleza trascendente: la política.
Quizá en el corto plazo sirva aparecer en Caras o junto a las “estrellas” de Televisa, pero si se tiene conciencia de la necesidad de un cambio social y la búsqueda de una transformación solidaria de realidades contrarias al ser humano, como la pobreza; entonces sólo la congruencia entre el discurso y la vida puede garantizar el inicio de una verdadera política de búsqueda del bien común.
www.arteagasarabia.blogspot.com
Por esta relación escuchamos a William Jefferson “Bill” Clinton agradecer a la cadena de videos musicales MTV ayudarle a llegar a la Casa Blanca. Puede ser.
En menor escala, quizá funcione aparecer en un programa junto a Adal Ramones o Brozo.
Recién, dos fenómenos mediáticos sorprenden por el nivel de relajación ideológica a la que se ha llegado en nuestro país: 1. La portada-entrevista de Marcelo Ebrard en el mamotreto frívolo “Caras” de Editorial Televisa y 2. El cameo de Ernesto Rodríguez Escalona junto a “Pepillo” Origel y Luz Elena González en el programa de formato “reality show”: Derecho de admisión.
1. En una aciaga entrevista para la posteridad, el flamante Jefe de Gobierno Electo, Marcelo Ebrard revela su profundo lado frívolo. Así, Caras muestra el verdadero carácter del político: “Él se confesó muy romántico, le gusta mandarle flores a su esposa y hablarle sólo para decirle que la quiere mucho.” (Caras, agosto de 2006)
E incluso, al hablar de su “noviazgo” con Mariagna Prats, Ebrard declara “Desde el principio se hizo una buena relación, como que hicimos click.”.
¿Desde qué perspectiva ideológica habla Marcelo?, ¿desde la voz de mando “por el bien de todos, primero los pobres”?
¿Cómo entender la participación de Ebrard en un movimiento que ensalza la pobreza y el cambio de estructuras, con estos discursos frívolos, con una boda lujosa, con una “mesa de regalos” onerosa e insultante, con las lisonjas del poder?
2. En la emisión del la serie Derecho de admisión (Unicable, 24 de agosto de 2006), el frívolo Secretario de Fomento Turístico del Estado, departía viandas en El Baikal con la imagen de Guerrero Brilla, Luz Elena González; Juan José Origel y otras decadencias mediáticas.
Enfundado en una camisa Versace, Rodríguez habla frente a sus comensales del programa Guerrero Brilla y de cómo fue el proceso de designación de Luz Elena como imagen de Guerrero “en una fiesta”.
Escalona da una cátedra de políticas públicas de corte social en el privado de uno de los restaurantes más caros de Acapulco y de cómo se ejerce la política en nuestro Estado, uno de los más pobres de México.
La tomadura de pelo llamada Guerrero Brilla se gestó en uno de estos lugares VIP. Por cierto, Rodríguez Escalona celebraba esa noche el cumpleaños de Luz Elena González.
Colérico ante el estado de nuestros políticos, asumo como necesario retornar a las fuentes; entre ellas las ideologías, el estudio, la reflexión con el propósito de recuperar el discurso político, no permitir la corrupción intelectual que también daña, cuyo fruto ha sido la banalización de una de las profesiones de naturaleza trascendente: la política.
Quizá en el corto plazo sirva aparecer en Caras o junto a las “estrellas” de Televisa, pero si se tiene conciencia de la necesidad de un cambio social y la búsqueda de una transformación solidaria de realidades contrarias al ser humano, como la pobreza; entonces sólo la congruencia entre el discurso y la vida puede garantizar el inicio de una verdadera política de búsqueda del bien común.
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