miércoles, julio 18, 2007

La fuerza débil

La fuerza débil

Ramiro Arteaga Sarabia

La clase política local se regodea en sus propias voces. Quizá sólo un puñado de políticos y asesores lea la prensa local, pero basta esto para construir escenarios, historias, fantasías, castillos de aire.

Se trata de un fenómeno poco estudiado en la región, pero constituye uno de los pilares del sistema político local.

¿Qué se sabe del número real de lectores de medios?

¿Cuál es el rating de las televisoras, o de las estaciones de radio locales?

¿Qué comunicadores tienen un peso real en la opinión pública del estado?

Pese a no poseer ningún dato específico, nadie duda de la fuerza de los directivos de medios, ni de la influencia de una cabeza en una sociedad débil, llena de políticos paranoicos.

Por ejemplo, existen gobernantes que sustentan sus decisiones en la información publicada en medios locales.

Funcionarios son removidos con base en chismes, en trascendidos. Se hostiga a gobernantes y actores sociales para lograr ingresar recursos a los medios o se alientan carreras políticas con la promesa de apoyos futuros desde el gobierno.

La fuerza social débil de Guerrero ha permitido que esta situación se sostenga. Esto es un grave lastre para los procesos democráticos que son necesarios para la estabilidad social y el progreso económico del Estado.

Los políticos han sido muy sensibles a la información-opinión publicada, generalmente realizan una lectura sesgada de estos datos y juicios. La utilizan para sus intereses y fines, casi siempre enfocados a la obtención y permanencia en el poder, o a la destrucción de quienes consideran sus enemigos.

Al centrar su mirada en los medios, olvidan a la persona que es el centro y finalidad de la política. Su labor pierde piso y coherencia, se desintegra y se vuelve una vorágine de acciones y dichos para “dar nota” y aparecer en los medios.

Por eso la política se trivializa y se acerca más a la farándula, por eso conviven en un mismo espacio mediático Zhenli Ye Gon, Salgado Macedonio, El Peje, El Costeño, Niurka y Carmen Campuzano.

En la misma burbuja mediática cohabitan personajes decadentes que llenan de incertidumbre a sus gobernados, que vuelven la pasividad una norma de vida y subsisten por la ausencia de crítica de los comunicadores y de una sociedad que opta por irla llevando.

La fuerza débil de la sociedad ha permitido que este estado de las cosas permanezca, que el chisme sea el vínculo de comunicación entre los actores sociales y sus gobernantes, que no se pueda gestar un movimiento comunitario de largo plazo, centrado en la solidaridad y la búsqueda real del bien común.

No nos damos cuenta que la democracia no es una decisión copular sino una vivencia ciudadana y que los municipios, pueblos, gobiernos y partidos políticos estamos muy lejos de experimentarla en toda su plenitud y alcances.

Los medios no han querido registrar esta ausencia de valores democráticos que muchos de ellos, son incapaces de vivir en su práctica cotidiana.

Somos así, espejos de una sociedad debilitada.

www.arteagasarabia.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este análisis es de un verdadero politólogo, no como los que se autodenominan así. Te felicito por tu claridad de pensamiento y reflexión.