miércoles, diciembre 27, 2006

Remembranzas y Propósitos

Ramiro Arteaga Sarabia

Las imágenes del 2006 fueron devastadoras. Quedan en el imaginario social (eso que alguna vez se llamó inconciente colectivo) las concentraciones de López Obrador en el zócalo, su investidura como Presidente Legítimo, el megaplantón en Paseo de la Reforma, el “cállate chachalaca”, el viaje sin regreso del tsuru blanco la madrugada del recuento de votos, cuando minuto a minuto Calderón se acercaba en sufragios a AMLO hasta remontarlo.

Estarán también por mucho tiempo los golpes en San Lázaro, el diputado del PRD lanzando una curul a uno de sus compañeros legisladores, la toma de la tribuna el 1 de septiembre y la víspera del 1 de diciembre.

La protesta de Calderón, la propaganda negativa de la campaña, el ausente en el primer debate.

Los líderes de la APPO, Oaxaca como zona de guerra, el periodista que graba su propia muerte, las tanquetas en el centro de la ciudad.

Persistirán las imágenes de las marchas en apoyo a los migrantes, millones de personas saliendo a las calles de las principales ciudades de Estados Unidos.

Junto a la funesta pesadilla de la mina Pasta de Conchos, con sus 65 mineros que aún siguen enterrados y que vivieron una espantosa muerte en la asfixia.

El breve estallido en Atenco y la entrada de la Federal Preventiva a esa tierra de nadie.

En Acapulco, las escenas de “La Garita” y el empoderamiento del narcotráfico en la ciudad, sin dejar exentos de la tentación a los sectores empresarial y político.

Las terribles y lúgubres decapitaciones con una frase depositada en la memoria: “para que aprendan a respetar”.

La cháchara de un gobernante crudo que barre las calles y que es incapaz de cumplir su palabra.

Los baches, el paso elevado de aguas blancas, el motín de policías, en lo que fue un pésimo año para Acapulco.

El gobierno centralista de Guerrero con un burdo operador político como Secretario de Gobierno, primero en franca oposición a Zeferino y ahora como su incondicional y fiel servidor.

2006 fue un año donde fue difícil vivir la virtud de la esperanza.

La polarización social llegó a tal grado que por momentos se especuló en que tendríamos un interinato, la anulación de las elecciones e incluso el estallido social.

“al diablo con las instituciones”, “presidente espurio”, “voto por voto, casilla por casilla”, “López Obrador. Un peligro para México”; quedarán como las expresiones del año.
Tal vez el propósito común sea que 2006 no se repita, es cierto que, en términos generales, 2007 se visualiza como un año mejor.

Los símbolos arrojados por la nueva Presidencia dan una cierta confianza.

Oaxaca poco a poco recupera su bello y cálido rostro.

Lo único que espanta es que Félix Salgado Macedonio seguirá gobernando la ciudad, pero por el bien de todos nosotros confío en que los propósitos de “el toro sin cerca” sean tomar las cosas en serio, dejar de lado las ocurrencias y desmantelar el aparato de corrupción y narcopoder que ha tomado por asalto las estructuras del Ayuntamiento.

www.arteagasarabia.blogspot.com

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