miércoles, julio 12, 2006

La mentira

Desde la noche del 2 de julio AMLO y Calderón sabían la verdad sobre quién obtuvo más votos. Alguno de los dos miente, uno de los dos, tarde o temprano, pagará las consecuencias de su desprecio a la verdad. En el espacio contenido entre una verdad y una mentira caben la hipótesis del fraude electoral, la asamblea informativa-monólogo, el llamado a las movilizaciones sociales, la presión social hacia el IFE y el Trife, las diatribas de “traidor” a Fox y de “pelele” a Calderón, videos de urnas embarazadas, complots cibernéticos y, nuevamente, fuerzas oscuras organizando una gran conspiración contra el líder del pueblo, el mesías tropical López Obrador: el rayito de esperanza. Existe, en el fondo de esta disputa, el desprecio hacia las consecuencias históricas de la mentira y, sobre todo, un desdén por la verdad documentada, constatada en hechos. En este marco, sólo son posibles dos escenarios:
1. López Obrador, pese a conocer la verdad, la desdeña y, sesgado, es capaz de utilizar la movilización y la resistencia civil para lograr la anulación del proceso electoral.
2. La Nomenclatura utilizó todos los instrumentos del estado para cometer un intrincado fraude electoral con el objetivo de impedir la llegada del Peje a la Presidencia de México. AMLO, entonces, contendría la verdad.
Si el primer postulado se confirma, es posible que los daños a las instituciones de la democracia mexicana sean irreversibles, así como las consecuencias de sendas movilizaciones en todo el país. Porque una cosa es la convocatoria y el discurso del líder y otra muy distinta la traducción que, de sus dichos y gestos, hacen sus seguidores.
En este sentido, el investigador español Carlos Malamud (ABC, 10 de julio de 2006) señala: “El problema está en que todo lo que la democracia mexicana había avanzado en los últimos años en términos de confianza de los actores políticos con el sistema electoral está ahora en vías de retroceso. La irresponsable actitud de López Obrador no colabora nada para la consolidación de las instituciones en su país y el IFE era una de las más valoradas por los mexicanos por su seriedad y su neutralidad frente a los partidos políticos. Si López Obrador tiene razón podría ser presidente, pero ¿y si no la tiene?, ¿quién devolverá a México todo lo que puede perder?” Las consecuencias históricas de la mentira de López Obrados serían funestas para el país y tarde o temprano la verdad tocará a su puerta para cobrarle factura. Si por el contrario, se demuestra la existencia de un megafraude orquestado desde el poder, serán los operadores de esta atrocidad quienes paguen y se colocará a López Obrador en un sitio especial de la historia política de México.En este punto vale la pena presentar un dato, todos y cada uno de los votos y los resultados de las casillas tienen un soporte físico-documental, los sufragios fueron contados uno por uno, casilla por casilla y se consigna el resultado en el acta de escrutinio y cómputo, que sin duda Andrés Manuel tiene copia de las mismas, a no ser que sus colaboradores cercanos se las estén ocultando. Andrés Manuel López Obrador conoce la verdad. Lopez Obrador sabe si obtuvo la mayoría de votos o si el que verdaderamente registró la votación mayoritaria fue Felipe Calderón Hinojosa.

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