miércoles, agosto 02, 2006

La frivolidad y la Furia

Días antes de la elección del 2 de julio, la coalición Por el Bien de Todos realizó una campaña con una caricatura de AMLO y la frase: “Sonríe, vamos a ganar”. El colapso gráfico de esta campaña quedó plasmado en la fotografía de Víctor R. Caivano, publicada en la edición del 7 de julio de El Universal; en dicha toma, una mujer llora desconsolada en el hombro de un apesadumbrado López Obrador. A partir de ahí se da la escalada de movilizaciones y frases con mayores dosis de radicalismo. Es grave.

Todo movimiento social en México ha tenido mártires, si se presenta algún chispazo de violencia, algún incidente, la coalición lo utilizará políticamente y lo capitalizará para sus objetivos. La posibilidad de una crisis social más profunda se adivina fácilmente, el fastidio y el enojo que provocan la toma de Reforma por los seguidores de AMLO pueden detonar en una agresión, un conato de violencia cuyas consecuencias son, en este momento, inimaginables. Sin embargo, la historia nos demuestra que un solo gesto puede desencadenar sucesos históricos de largo plazo, ahí está enfrentamiento de la preparatoria Isaac Ochotorena con las Vocacionales 2 y 5 del IPN que detonó las movilizaciones del 68, o el propio dilema del desafuero que encumbró el liderazgo social de AMLO, o recientemente el secuestro de dos militares israelíes, hecho que tiene convertido al Medio Oriente en el escenario de un nuevo conflicto bélico cuyo desenlace podría ser una guerra entre Líbano, Siria, Irán, Israel y los Estados Unidos. No quiero sonar catastrofista pero la declaración de Andrés Manuel de “se van a amolar” es grave y frívola, ¿es esa la tesitura de la clase política perredista?. En Acapulco, el actor, cantante y presidente municipal Félix Salgado Macedonio, utiliza una línea discursiva igual de frívola, al pedir a los sicarios del narcotráfico “ya párenle” o justificar su mandato en un rastrero “de 10 que pasan, me saludan bien 9 y uno como que no muy bien me traga, pero se va a aguantar” (El Sur, 31 de julio).
Pienso que no es válido, desde un punto de vista ético, jugar así con las esperanzas de los ciudadanos; durante más de tres años participé en estancias de labor social en la sierra de Guerrero, en esos territorios donde los niños mueren de diarrea y las mujeres al dar a luz, pude vivir la nobleza de esas mismas personas, su proclividad a escuchar, a atender, su hospitalidad, nos daban lo mejor que tenían; también pude apreciar su aprecio por la tierra y la religión. Son gente a la espera de un mesías. Duele su utilización electoral, el desprecio a sus tradiciones y a su modo de vivir, a esos pueblos sólo llegaban la Cocacola y el PRI, ahora son la base del perredismo; hacen suyas voces de mando simples, un líder carismático puede hacerles creer en casi cualquier cosa.
La responsabilidad de López Obrador y su cúpula es enorme, no sé si sean conscientes de lo que se está gestando. El punto de quiebre puede estar ahí, en uno de los 47 campamentos montados sobre las principales vialidades de la capital o en un nuevo incidente. Sólo falta un pretexto para que toda la frustración aflore en forma de violencia y radicalismo. Las sonrisas en el PRD están derivando en rostros desencajados y coléricos, gestos que suman a la crispación social y la furia. En este escenario sólo la sensatez de miembros concretos de la clase política perredista, entre ellos Cuauhtémoc Cárdenas, podrá despresurizar el entorno de confrontación e ir dejando sólo a un López Obrador empecinado en ser, bajo cualquier costo, presidente de México.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ramiro:

Leí tu artículo y me parece interesante lo que planteas de la crispación, el cual sería de perredistas contra perredisas, porque esa ciudad votó por Marcelo.

La salida de que sea Cárdenas quien temple al PRD creo que no es viable porque el acercamiento con Fox y la lucha interna que dio AMLO en contra de él para alcanzar la nominación como candidato, lo tienen satanizado. Es decir, lo ven como antiperredista.

O a lo mejor lo haces para atizar sus desavenencias.

Tu lector, David Mtz Téllez